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Demasiada información: la vida durante el COVID-19

Escrito por Instituto Lomas del Real | 07-jul-2020 16:18:58

 

M.E. Myrna L. Enríquez Fuentes

Estos  últimos tiempos han sido una sacudida para el planeta en muchos sentidos. De más está decir el sinnúmero de implicaciones que esta pandemia ha tenido en cada aspecto de nuestras vidas. “Reconexión” seria la palabra que viene a mi mente; un alto en la vertiginosa vida para detenernos y reevaluar, revalorar de acuerdo a una nueva y actual  escala de valores, todo aquello que es necesario,  esencial y todo aquello  de lo que podría prescindir. Un gran ejercicio de  espiritualidad y de humanismo, según lo describen los actuales gurús de las ciencias sociales: “back to the basics”.

Sin embargo, si tuvimos un compañero muy cercano durante estos meses de confinamiento y reestructuración de nuestro entorno, este compañero inseparable fue tu dispositivo electrónico.  Con una población mundial de 7.400 millones de personas, el mundo tiene actualmente 7.700 millones de suscripciones a teléfonos móviles, es decir, hay más aparatos de este tipo que habitantes.

De esta forma, transitamos por los diferentes estadios de esta pandemia, así como lo describen en la psicología las etapas del duelo, según Freud: desde la incredulidad y la negación, pasando por la indiferencia y el enojo, para llegar a la negociación hasta terminar, meses después  con una aceptación. Cada etapa, aunque diferente, fue acompañada por nuestro inseparable amigo, nuestro teléfono, y más allá de él, nos acompañó toda la serie de publicaciones, videos e  historias, ni que decir los reportes diarios por parte de los gobiernos.

De toda esta experiencia, al ser una apasionada del método científico,  varios datos  me fueron evidentes, desde el punto de vista de una mujer formada en el área de las Ciencias y la Salud, y a mi vez como formadora, al tener a mi cargo las nuevas generaciones de mujeres que desean dedicar su vida profesional a las Ciencias.  Estas observaciones me dieron una  radiografía como sociedad de cuan poco preparados estamos en materia de salud:  nadie que no hubiera sido formado universitariamente en el área de las ciencias sabía que un virus no es un ser vivo, por lo tanto no podíamos hablar de conceptos como: el virus “vive” o “se muere”; tampoco sabían de los mecanismos de transmisión por contacto básicos, de las medidas de sanitización preventivas, esenciales en el día a día, no digamos de  conceptos básicos de metodología o estadística nivel medio básico, como la interpretación  de gráficas estadísticas, y lo más preocupante, la selección del tipo de información, la veracidad de las fuentes, de todo ese huracán de información al que fuimos como seres humanos de este mundo digitalizado y globalizado. La fuente de la información es el primer dato a considerar para poder considerar la información y en base a ella todo un proceso de análisis, síntesis y aplicación será el resultado.

De todo esto, nos quedamos con varios puntos a considerar, desde el punto de vista de padres de familia, maestros, educadores: si la tecnología llego para quedarse, si es parte de nuestras vidas, pero nuestras nuevas generaciones no podrán   darle un uso adecuado si no se trabaja  en otras áreas disciplinares básicas que permitan a nuestros hijos y alumnos decidir qué información reciben, de quien la reciben y como la van a utilizar. Dice la frase que la información es poder, pero en mi opinión es el “poder”, la posibilidad de “saber hacer”, de reaccionar a los nuevos desafíos de nuestro entorno, y ese es nuestro desafío como sociedad, no olvidarnos que nada sustituye el conocimiento humano, y que las herramientas tecnológicas son un medio, no un fin por sí mismas.