Hasta hace poco, la imagen perfecta del salón de clases era esa donde las alumnas estaban perfectamente sentadas en su lugar mientras la maestra exponía –tranquilamente – toda su sabiduría que, esperaba fuera absorbida íntegramente por sus alumnas. Afortunadamente, esta imagen ha sido sustituida...
Hoy en día, es común el salón donde las alumnas trabajan en pares, viendo videos, haciendo dibujos, carteles o dinámicas educativas planificadas y orientadas por la maestra. Para quien vaya pasando, pudiera parecer que el salón se ha puesto de cabeza, ya que en él suceden ahora un sinfín de actividades académicas.
Esto es posible gracias a la aplicación de innovadores métodos pedagógicos, como el del aprendizaje invertido, que se apoya en el flippled classroom o aula invertida.
El aula invertida nace de la inquietud de los profesores Jonathan Bergmann y Aaron Sams, quienes al darse cuenta de que sus alumnos perdían clases por diferentes razones comienzan a elaborar videos de las mismas, para que así pudieran ser consultadas en cualquier momento y lugar por los estudiantes.
Es decir, el flipped classrooom es posible gracias a las tecnologías de la información y la comunicación, que permiten trasladar el aula a otros espacios que no son el salón de clases, generando ambientes educativos flexibles.
Olvidémonos de las frases “es que eso lo explicaron cuando yo no fui” y “ya no me acuerdo de qué dijo la maestra”, porque ahora los contenidos –debidamente planificados e intencionados– están en soportes digitales tan diversos como videos en línea, blogs, ebooks, screencasting, MOOC, lecciones en plataformas como TEDEd y Khan Academy, etc.
Estos contenidos son consultados en casa por los alumnos, lo que de paso facilita los deberes escolares, ya que sólo ejecutan procesos cognitivos sencillos como recordar y comprender, mientras que los más complejos como aplicar, analizar, evaluar y crear suceden donde siempre deberían suceder: el salón de clases.
En nuestros colegios privados en San Luis Potosí, las alumnas llegan al aula con los conocimientos necesarios para ejecutar actividades que la maestra planifica, aprovechando mejor el tiempo para que participen activamente en la construcción de su conocimiento.
Esta participación mejora cuando se incluyen otras estrategias como la peer instruction (instrucción entre pares), el adaptative learning (aprendizaje adaptativo) y la gamification (aplicación de mecanismos de juego), porque con una adecuada planificación el tiempo en clase rinde para todo esto, alcanzando así un aprendizaje invertido centrado en la alumna.
Aunque existen algunas críticas sobre este modelo educativo, derivadas del choque que puede existir con las expectativas tradicionales de la educación, los beneficios son múltiples y determinantes en la formación de las alumnas:
Ahora que conoces más sobre este innovador modelo pedagógico, una clase tradicional ya no parece tan perfecta ¿cierto? Y lo mejor es que en nuestros colegios contamos con la tecnología necesaria para crear ambientes educativos flexibles y un personal docente capacitado y comprometido para centrar la educación en nuestras alumnas.