Es muy común que la envidia se confunda con el egoísmo, en la mayoría de los casos no pensamos en ella porque nadie desea distinguirse como envidioso.
Con frecuencia en la vida personal, familiar y social se hace presente este fenómeno; sin embargo, resulta desagradable hablar de él. No es común escuchar a alguien que hable de este defecto, podemos hablar de nuestra falta de orden, de nuestro mal carácter pero nunca de cuan envidiosos somos.Pero en sí, ¿qué es la envidia? Según Descartes la envidia es el malestar por el bien que sucede a otros y San Agustín señalaba que la envidia es el odio de la felicidad ajena.
Aunque ciertamente el bien del otro es lo que provoca la envidia, ocurre que no siempre un mismo bien produce en las personas el mismo efecto. Por ejemplo, no es lo mismo que a un colega lo promuevan de puesto a que esto mismo le ocurra a tu vecino, el bien que se envidia depende de quien lo posee. Difícilmente se siente envidia por Frida Kahlo, porque no existe igualdad, la envidia existe donde hay igualdad.
¿Cómo es posible que el bien provoque odio o malestar?
Tomás de Aquino explica que el envidioso tiene una concepción errónea del bien, es decir, el bien ajeno se juzga como mal propio ya que disminuye la propia excelencia. Por su carencia interior derivada del egoísmo no es capaz de asimilar el bien del otro. Tal carencia equivale a NO tener un alma grande que abrace el éxito ajeno y ante cada suceso surge el malestar.
¿Cuál es la raíz de la envidia entonces?
El egoísmo, ya que resulta de una carencia personal real o imaginaria. La tristeza originada por el bien ajeno parte del convencimiento de que tal bien no se posee.
El envidioso considera injusto que el otro posea algo que él carece, se siente inseguro; además, percibe con facilidad las cualidades del otro agudizando su falta de seguridad. Los soberbios tienen especial inclinación a la envidia, frecuentemente tienen que estar demostrándose a sí mismos y a los demás que son superiores.
Pongamos en consideración que la envidia se trata de una pasión, es decir, un sentimiento que pertenece al ámbito emocional de la personalidad por lo tanto la voluntad la puede aceptar o rechazar.
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SOLUCIONES PARA LUCHAR CONTRA LA ENVIDIA
Mientras la envidia nos lleva a centrarnos en el propio yo, el amor nos hace salir de nosotros mismos. Quien es consiente y tiene a la vista lo bueno que posee sin merecerlo difícilmente envidiara a los demás.
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