Por: Fernanda Salazar
Hoy en día la educación exige a los docentes dejar a un lado la “escuela tradicional” en donde el maestro asumía el rol de mayor importancia. A partir de la llamada “escuela nueva” caracterizada por pedagogos tales como Freire, Vigotsky y Dewey, el alumno se convierte en el centro del aprendizaje.
Antes, las metodologías de enseñanza se caracterizaban por ser memorísticas, monótonas, a diferencia de la tendencia actual que consisten en ser activas, dinámicas, creativas, interdependientes. Sin embargo hay un elemento en común que sigue siendo un elemento esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje: la pregunta.
El papel del docente consiste en, ofrecer una ayuda para que el niño movilice el conocimiento que posee, integrar el nuevo y poder transferirlo y aplicarlo en una situación de la vida que le permita resolver un problema. Para lograrlo el maestro debe de tomar como referencia los saberes previos que tiene. Cuando la pregunta planteada genera dificultad para el niño y éste no la puede contestar, el maestro debe replantearla simplificándola de tal modo que llegue a ser respondida. Así podrá acercarlo a un conocimiento que no había sido logrado.
Algunas consideraciones generales para plantear preguntas en clase son: (López, Sonia 2014)
De esta manera el docente podrá fomentar en el niño la capacidad de reflexionar y cuestionarse acerca de situaciones que vive cotidianamente logrando uno de los objetivos de la educación que es la formación de una persona crítica, reflexiva y creativa.
En el Instituto Lomas del Real, formamos alumnos que son protagonistas de su propio aprendizaje y que a través del diálogo y la aplicación de metodologías activas, fomentamos el desarrollo del pensamiento basado en la observación, reflexión y argumentación.