Hace tiempo en el periódico electrónico que acostumbro revisar, me apareció un artículo sobre la felicidad. El titular decía: “El hombre que tiene la receta para ser feliz”. Como no pude evitar investigar de qué trataba el texto comencé a leerlo y conforme avanzaba me parecía cada vez más interesante.
Justo en esa época me interesaban los temas sobre la felicidad. Me preguntaba por qué hay personas, incluso familias, cuyos integrantes no dejan de sonreír. No es como si experimentar la felicidad sea algo imposible, pero lo cierto es que hay personas que conservan un estado de ánimo jovial gran parte del día.
El texto comenzaba por relatar testimonios recopilados por el psicólogo estadounidense Dan Gilbert. Estos testimonios eran de personas reconocidas por haber tomado decisiones que, sin duda, cualquiera podría lamentar. Uno de esos testimonios era el de Pete Best, un músico conocido por haber rechazado formar parte de los Beatles junto a John Lennon, Paul McCartney y George Harrison. El testimonio de Pete mostraba no tener remordimiento de su decisión al mismo tiempo en el que él afirmaba ser una persona muy feliz.
Entonces, la selección de casos del psicólogo Dan Gilbert parecían ser elegidos para mostrar ejemplos que llevan a todo estado contario a la felicidad. No obstante, Gilbert los había elegido para demostrar que la felicidad la encontramos a partir de las expectativas que nos hacemos de ella y de la manera en la que nos adaptamos a las adversidades.
Como ejemplo de ello está el testimonio de vida de Moreese Bickham, un hombre afroamericano de Luisiana que fue injustamente sentenciado a pena de muerte en 1958 por haberse defendido de un ataque de dos miembros del Ku Klux Klan. Moreese pasó 37 años en la cárcel y gran parte de ese tiempo, en aislamiento. Una vez pasados algunos años de su liberación, Moreese comentaba que él no cree que su vida hasta ese momento haya sido infeliz.
El psicólogo Dan Gilbert entonces formula que la capacidad de felicidad es posible en todas las personas sin importar los acontecimientos de vida por los que se haya pasado. Lo anterior porque la felicidad está relacionada con las capacidades personales de resiliencia. Esto es, la capacidad con la que contamos las personas para poder sobrellevar los momentos difíciles de la vida. De este modo Gilbert relaciona a la resiliencia con la idea de un sistema inmunológico psicológico que debe ejercitarse para precisamente poder hacernos ser cada vez más felices. Así mismo agrega que las expectativas que se tiene sobre las consecuencias de felicidad o infelicidad, a partir de situaciones como ganar la lotería o perder la visión, no van de acuerdo con lo que realmente se siente al momento de experimentarlo. En otras palabras, ganar la lotería no es una fórmula de felicidad o infelicidad, así como tampoco lo es perder la visión. Todo depende en la capacidad que tenemos y vamos desarrollando para poder querer ver la luz al final del túnel.