El lenguaje infantil es un proceso que está estrechamente relacionado con el desarrollo total del niño. Descubre sus etapas y evolución de la mano del mejor kínder en San Luis Potosí.
Entre los 18 y 24 meses, la mayoría de los niños cuentan con un vocabulario mayor a 50 palabras, combinando de 2 a 3 palabras en una frase, da inicio al habla "sintáctica"; es decir, el niño comienza a articular palabras en frases y oraciones simples.
Entre estas clases gramaticales suelen establecer las siguientes relaciones:
"Zapato papá" (poseedor y objeto poseído)
"Sopa silla" (relación fortuita)
"Abre puerta" (verbo y objeto)
"Papá come" (sujeto y verbo)
"Bonita pelota" (calificador más nombre)
"Más juego" (calificador más verbo)
"Más bonita" (calificador más calificador)
<< El juego como estrategia de aprendizaje >>
Hacia los dos años el niño posee un vocabulario aproximado de 300 palabras. En sus expresiones suele observarse que comienza a utilizar los pronombres personales "Yo" y "Tú" y el posesivo "Mi" y "Mío". Sus frases expresan intención y acción: "hace lo que dice y dice lo que hace".
En esta edad surge la función simbólica en el niño. Con la capacidad simbólica, sus gestos y sus expresiones verbales comienzan a referirse cada vez con mayor frecuencia a realidades más abstractas, haciéndose más dominante en el lenguaje.
Esta capacidad simbólica permite al niño explorar e incrementar su lenguaje verbal, manifestando interés por escuchar historias sobre sí mismo o sobre su familia, en las cuales va captando el sentido de las palabras y oraciones de las narraciones que los padres le brindan.
A los tres años se produce un incremento rápido del vocabulario, un aumento mucho mayor que el que ocurrirá posteriormente, llegando a tener un promedio de 896 palabras y a los tres años y medio 1222 palabras (Smith, 1980).
El niño en sus expresiones verbales ya emplea los verbos auxiliares "haber" y "ser" y da cierta prevalencia al artículo determinado. En el curso de esta edad comienza a utilizar las proposiciones y el niño ya tiene un lenguaje comprensible, incluso para personas ajenas a la familia, manifestando un dominio de la mayor parte de la gramática de su lengua materna (sintaxis), por lo que los especialistas suelen denominarlo como el período de la "competencia sintáctica".
<< El kínder y el proceso lecto-escritor >>
A los cuatro años de edad el niño domina virtualmente la gramática, pero comienza a expresarse de acuerdo a un estilo "retórico propio", tal como Einsenson señala.
El niño empieza a utilizar los pronombre en el siguiente orden: Yo, Tú, Él, Ella, Nosotros-as, Ustedes; contando con un vocabulario de 1,500 palabras y a los cinco años, 2,300 palabras aproximadamente.
Entre los 4 ó 5 años, el niño suele estar capacitado para responder a preguntas de comprensión referentes al comportamiento social aprendido, dado que su lenguaje ya se extiende más allá de lo inmediato. Esto se debe a la capacidad simbólica del niño y, como tal, puede evocar y representar mentalmente las cosas, acciones y situaciones, trascendiendo la realidad y el presente.
Esa capacidad y la necesidad de comunicarse, hacen posible un mayor y rápido desarrollo del lenguaje infantil, facilitando también el desarrollo de la inteligencia.
El niño manifiesta una madurez neuropsicológica para el aprendizaje y un lenguaje cada vez más abstracto.
Debido al "dominio" del lenguaje el niño puede percibir distintas unidades lingüísticas dentro de una lectura o discurso, percibiéndolo como un todo.
El niño supera también el período egocéntrico y su pensamiento se torna lógico-concreto. Ahora es capaz de tomar en cuenta los comentarios y críticas de los demás con respecto a su persona, lo cual no ocurría en edades anteriores.
Esta capacidad de descentración hace que el niño tome conciencia de sí mismo, asumiendo un autoconcepto y una autoimagen adecuada o inadecuada, lo que influirá en su adaptación y desarrollo de personalidad.
Te invitamos a conocernos y convencerte de que somos los mejores kínders en San Luis Potosí por la excelente propuesta educativa integral que ofrecemos.
Artículo escrito por: Psic. Luz del Carmen Said De los Santos.