Las vacaciones son una gran oportunidad para incidir en la formación de virtudes en los hijos, en particular en su vida de piedad. Podemos aprovechar este tiempo no sólo para el descanso físico sino también para inculcar el amor a Dios en ellos.
En muchas ocasiones hemos escuchado “lo que no se vive, cuesta más trabajo aprenderlo”. Partiendo de este punto en nuestros colegios en San Luis Potosí nos preocupamos por ayudar a los papás a descubrir la manera de formar a sus hijos en los diferentes aspectos de la persona: académico, físico, de relaciones interpersonales y, por supuesto, el espiritual.
La Santa Misa
Un pequeño plan de vida que proponemos a las familias que forman parte de los colegios incluye asistir y aprender a vivir la Santa Misa. Algunas recomendaciones son:
- Participar en la Misa de niños. Los sacerdotes que la ofician tienen la habilidad para que los niños no se distraigan por estar aburridos.
- Están un horario en el que los niños están un poco más atentos.
- Un niño no aprenderá a ir a Misa si no lo llevas.
- Cuando los niños participan de manera frecuente en la Misa, sienten la necesidad de querer acercase a Dios y llegan a tener el deseo de poder comulgar, ayudarlos en su preparación para la Primera Comunión.
Tratar a Dios como Padre
Sin duda, enseñar a los hijos que Dios es un Padre bueno, que nos cuida y está al pendiente de nosotros, nos da oportunidad no sólo ponernos a pensar en nuestras necesidades sino en las de otras personas.
Que los hijos incluyan a los demás en las oraciones los hará generosos. En las oraciones matutinas, como el Dulce Madre, ¡Oh Señora mia!, al momento de ofrecer el día a Dios, enseñamos a pedir por papá, por mamá, los hermanos, los abuelos. Igualmente aprovechamos los sucesos en el mundo para incluirlos en las oraciones.
Una buena costumbre es la bendición de los alimentos, en la que enseñamos a los niños a ser agradecidos con Dios porque tenemos comida y a compartirla con nuestros seres queridos.
Acudir a María
Dentro de la decoración de la habitación, sugerimos tener alguna imagen de la Virgen Madre de Dios y Madre nuestra, enseñando a los niños a saludarla con cariño con una mirada o un beso.
A la Virgen podemos perdirle ayuda a lo largo del día, además de que podemos inculcar desde casa también el rezo del Ángelus o el Regina Coeli al mediodía, recordándole el momento en el que Ángel le preguntó si quería ser la Madre de Dios.
El Rosario es una de las oraciones predilectas de la Virgen, podemos fomentar su rezo en familia. San Josemaría recomendaba que se invitara a los pequeños a rezar aunque fuera una parte del Rosario, para que, como los enamorados, le digan los niños muchas veces a la Virgen que le quieren.
Por la noche agradecer por todas las oportunidades que Dios nos da, acudir al Ángel de la guarda y, porqué no, también aprovechar para que él, que ve de manera directa a Dios le lleve nuestras intenciones. Aquí siguen estando presentes familiares y amigos.
En todo momento los papás deben ir por delante. Pueden consultar en este enlace un devocionario que será muy útil para la familia:
http://multimedia.opusdei.org/dm/
*Escrito por: Lic. Jaime Hugo Gutiérrez Padilla / jaimeg@irsl.edu.mx