También demuestran que las diferencias no se encuentran únicamente en los roles sociales o en las características culturales. En palabras de Cristina Hoff Sommers: “puede decirse que es como el hardware, no el software impuesto por la sociedad”. Las características que nos definen en género incluyen diferentes ritmos, estilos y modos de aprendizaje de acuerdo a nuestras características generales.
Es por ello que, al brindar una educación diferenciada –además impartida por docentes del mismo sexo–, les damos rienda suelta a la adecuación de las lecciones y los materiales que se emplean en las clases para hacer más eficiente el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Con el desarrollo de lecciones adecuadas se busca potenciar el desarrollo de los alumnos y alumnas, tomando en cuenta las características propias de las mujeres y los hombres en todas las dimensiones del desarrollo: físico, intelectual, afectivo, volitivo.
Algunos de los beneficios que nuestros alumnos y alumnas obtienen al estudiar en una escuela con educación diferenciada son:
La separación refuerza su autoestima y les permite el desarrollo armónico de sus capacidades, permitiendo mejores niveles académicos.
La madurez varía entre hombres y mujeres de la misma edad, pues las mujeres se desarrollan más rápido físicamente.
Al tener profesores del mismo sexo, facilita la comunicación entre iguales, lo que hace que aterrice mejor el aprendizaje y se comunique de manera más natural.
Al no tener una convivencia mixta dentro del aula no se fomentan diferencias entre los sexos, lo que permite que tanto hombres y mujeres estudien las áreas que más les interesen sin hacer distinción.
Ya que no se someten a la presión de la competencia con el sexo opuesto.
Es por ello que recomendamos ampliamente la educación diferenciada y te invitamos a conocer nuestro modelo educativo.