En este blog queremos compartir un aspecto del Lomas Life Style, relacionado con la Gastronomía, algo muy cotidiano y al mismo tiempo de gran trascendencia en la vida de las familias de los Colegios del Real y de toda familia: la hora de la comida.
Muchas personas hemos experimentado en la comida un agradable clima de familia, es un modo de contribuir al desarrollo de la sana autoestima y la educación en valores.
Porque a la hora de la comida se comentan las incidencias de la jornada y es posible encontrar soluciones a los problemas que ahí se cuenten, o bien ponerlos en su justa dimensión, restando importancia a lo que no la tiene, haciendo que se ponga atención a ciertos hechos del día a día: en el trabajo, en el colegio, en la casa e incluso en el ámbito nacional o internacional; sobre todo si los papás se proponen estar especialmente atentos a los hijos, sus comentarios y actitudes. Es por eso que, si por algo no puede reunirse la familia a medio día, es muy conveniente que lo haga al menos en la cena.
Además de que es ahí, en la mesa familiar, donde los papás enseñan a sus hijos cómo alimentarse sanamente, puede ser también el lugar para aprender a compartir y pensar en los demás, adelantarse a ofrecer la bebida o el pan que acompaña los alimentos, a probar sabores nuevos y descubrir que las apariencias engañan y que vale la pena arriesgarse y disfrutar con platillos antes desconocidos, sobre todo cuando hay niños pequeños.
En una pasarela de moda de invierno, organizada por el Club Mirabel, escuchamos afirmar a las nutriólogas potosinas María Canales Salazar e Iliana Rodríguez Sánchez, que comer en un clima familiar evita adquirir malos hábitos alimenticios que llevan al riesgo de la obesidad.
Ellas explicaron en una interesante sesión, antes del desfile, que cuando una persona come sola o utilizando medios electrónicos, llega a comer en exceso, pues no tener que esperar a que otros se sirvan antes o calentar directamente un plato servido en el microondas, y no servir con pausa un alimento y luego otro, así como la falta de diálogo, da lugar a que no existan espacios entre bocado y bocado, impidiendo al cerebro que envíe la alerta de saciedad. La gente no se entera de todo lo que puede llegar a comer cuando está sola y entretenida con un teléfono celular u otro medio electrónico.
Y algo muy bueno se produce también en torno a la mesa: si se platican buenas experiencias, buenas noticias, logros alcanzados, etc., al compartirse con las personas más queridas se genera una mayor sensación de alegría y el efecto de bienestar se hace más duradero, no sólo para el protagonista del suceso, sino para todos los miembros de la familia.
Incluso algunos dicen que los mejores chistes los han escuchado en la mesa, las anécdotas más graciosas las han relatado en el comedor o en la cocina. Los mejores recuerdos muchas veces están relacionados con esa reunión cotidiana que tiene el poder de hacer grandes cosas en los miembros de la familia.
Será interesante tratar otros aspectos relacionados con la Gastronomía, por lo pronto sugerimos revisar cómo es nuestra actitud en la mesa y si procuramos hacer que la familia pase un rato agradable cada día, poniendo el ingrediente del cariño y buen humor.