Cada año, como es costumbre, tenemos el hábito de agradecer todo lo sucedido durante el año. Este 2020 no puede ser la excepción, aunque nos sea difícil encontrar un qué o un por qué.
Cada 31 de diciembre tenemos esa buena costumbre de agradecer todo aquello que vivimos durante el año, tanto lo bueno como lo malo, todo aquello que nos dio la oportunidad de ser mejores y de crecer.
Este 2020 fue para todos en el mundo -niños, adultos, personas mayores- sin excepción alguna, un reto. Nos enfrentamos a situaciones que pusieron a prueba nuestra paciencia, resiliencia, fortaleza, esperanza, etc. y que nunca pensamos que viviríamos. A nueve meses de empezar un confinamiento que se fue alargando por más tiempo, que no ha terminado y aún no sabemos cuando terminará, extrañamos tantas cosas, nuestra “normalidad” de la rutina diaria, las reuniones sociales, un abrazo, una comida familiar con los abuelos, el reconocimiento de una expresión facial sin cubrebocas, un ser querido que nos ha dejado.
Pero también aprendimos a agradecer cosas que dábamos por sentadas en nuestra vida, a valorar lo invaluable y a poner el corazón donde realmente debe ir, por ejemplo:
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La Salud. Nunca había sido tan valorada como ahora; hemos visto gente cercana enfermar, sanar, o incluso morir, pero todos los días lo vemos como ganado, tanto para nosotros como para nuestros seres queridos. Cuidamos los protocolos sanitarios como si de ellos dependiera nuestra vida, y sí, ¡de ellos depende nuestra vida!.
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Las muestras de afecto. Que tanta falta nos han hecho a todos (especialmente en nuestra cultura) esos saludos cariñosos, abrazos sin medida, esa cercanía de nuestros seres queridos que han sido suplidos por visitas al aire libre con cubrebocas y poca gente, saludos de codo, reuniones virtuales, citas online y más. Tal vez tardarán en regresar todas estas muestras de afecto, pero ojalá no queden fuera de nuestra forma de manifestar el cariño que caracteriza a nuestra cultura y la hace más cálida.
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El trabajo de los profesores y personal de las escuelas. Las escuelas aunque no han abierto de manera presencial por no ser un actividad “esencial”, siguen abiertas, no han parado, al contrario, han buscado y encontrado maneras distintas de mejorar y llegar a todos; la innovación y tecnología educativa, aunque estudiada durante años nunca había tenido mayor desarrollo que en estos días y es que las escuelas sin su personal no son lo mismo y cada uno de los que se trabajan en esa área han dado lo mejor de sí mismos para continuar con cierta “normalidad” y dar a niños, adolescentes y padres de familia una cierta tranquilidad de que la vida sigue. En los Colegios del Real hemos luchado por mantener la excelencia educativa que nos caracteriza, por seguir brindando el mejor servicio en educación personalizada con la preceptoría.
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El personal de salud. y con esto me refiero a doctores, enfermeras (os), camilleros, químicos que procesan muestras, aquellos que investigan la vacuna, etc. que han dado literalmente su vida porque todos reciban los cuidados de salud necesarios y que han puesto a sus familias en peligro por ir a trabajar todos los días.
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Los padres y madres de familia. Aunque es su labor cuidar de los hijos, proveer lo necesario para que estén bien y darles ese calor de hogar necesario para su buen desarrollo, este año se han enfrentado a continuas situaciones de estrés, muchos han tenido que lidiar con su trabajo (dentro o fuera de casa), las labores del hogar y la educación de sus hijos al mismo tiempo. Lidiar con los hijos 24/7 de todas las edades ha creado en casa muchas situaciones caóticas y, sin embargo, han hecho lo mejor que pueden para dar a cada miembro de la familia un lugar en el que se sientan bien.
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Cosas materiales. Con esto me refiero a tener lo básico, casa, trabajo y comida, que muchos han perdido o ven pendiendo de un hilo. Durante el año, hemos visto cerrar negocios, gente que se ha quedado sin trabajo, que luchan día a día por tener comida en la mesa. No seamos indiferentes a las necesidades de los demás, y seamos solidarios, mucha gente nos necesita.
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La Hoy agradecemos tener a alguien con quien pasar este confinamiento, alguien que nos acompañe en estos momentos. Cada miembro de la familia es importante, con su rol único. Gracias a las familias de Colegios del Real por ser uno de los pilares en nuestras instituciones.
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Dios. Él nos ha dado la oportunidad de vivir nuestra familia al máximo este año, nos ha brindado la oportunidad de valorar cosas que no creíamos “necesarias” y de ver esta pandemia con otros ojos.
Mantengamos y transmitamos esperanza, esto acabara algún día, volveremos a la normalidad y miraremos atrás para poner en práctica lo vivido y aprendido.