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LCC. Guadalupe Carrera Blanc
Hoy vivimos ante un desbordamiento ilimitado de conocimientos, hay una riqueza de información y de acceso a un mundo globalizado, …como un libro abierto; pero, ante este abanico de opciones, ¿Qué leemos?, ¿Qué leen nuestros jóvenes?
Sabemos, como padres, qué leen nuestros hijos. Los observamos por la calles, dentro de la casa, en las aulas, en los cafés y, la gran mayoría, están mirando la pantalla de su celular,… están “leyendo” conversaciones y muy al pendiente de sus redes sociales.
Esas mismas redes sociales son aprovechadas por la mercadotecnia digital como difusoras de publicidad de literatura de fácil acceso al lector, siendo responsables de fomentar en nuestra juventud el gusto por una lectura de novelas superficiales y fáciles de leer. Hay que recordar que toda lectura trae un aprendizaje y paradigmas que se van asentando en la escala de valores y principios, y con el tiempo, son difícilmente modificables.
Es natural que cada generación cambie, tenga gustos propios o exigencias particulares, pero se debe mantener la esencia del ser humano, los valores y principios que nos dignifican como persona y que se han difundido, por siglos, a través de la literatura universal de los clásicos: autores inmortales que siguen luchando por rescatar la honestidad, lealtad, castidad, generosidad; que podamos aprender a través de personajes que siguen viviendo en nuestra sociedad, como un Hamlet o un Quijote.
La experiencia muestra que nuestros jóvenes aprenden por medio de la lectura y que también adquieren una educación en valores, pero ¿Cuáles son esos valores? Nuestro compromiso es crear en nuestros alumnos un pensamiento de análisis crítico para que sea capaz de discernir y descifrar que la competencia lectora va más allá del simple acto de leer y de dominar el lenguaje y sus significados, sino también la capacidad de desarrollo de formación integral a través de una buena selección de lecturas.
Por lo anterior, para los Colegios del Real, lo más importante es que nuestros alumnos aprendan a aprender a través de la literatura, que no se queden en la interacción autor – lector, sino que promuevan las ideas que se generan de esa relación y complementen su bagaje de experiencias y conocimientos, pero sobretodo de valores y principios universales, porque la recreación literaria, no solo es esa “re-creación” de la inventiva de los escritores, es la herramienta que nos lleva a construirnos como personas, ya que es el mejor medio para el aprendizaje autodidacta, para aprender por iniciativa e interés propio, y no solo por una obligación escolar, sino por beneficio personal a lo largo de toda la vida.
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